una niña mira un smartphone

Con la vuelta al cole en ciernes, no son pocas las familias que opinan que hay una asignatura pendiente que arrastran los centros escolares desde hace años: el acoso escolar. Miles de alumnos vuelven a clase con temor a revivir esta pesadilla, tras la tregua que quizá concedió el verano y el confinamiento, a pesar de que este tipo de violencia se ha subido al tren de las nuevas tecnologías y las redes sociales se encargan de extender hasta cualquier rincón.

La nota positiva en este asunto es que el acoso escolar ha descendido, puesto que en 2020 y 2021 se alcanzan los niveles más bajos, pasando de un 50,1% de casos de bullying en 2016 al 15,2% actual. El motivo está en que desde que se decretó el estado de alarma los escolares se vieron privados de ir a clase, lo que redujo significativamente la interacción física entre ellos y, por tanto, la probabilidad de que se pudiese producir el acoso presencial.

Posteriormente, con la vuelta al colegio, las medidas sanitarias de distancia fomentaron un control por parte del profesorado mucho mayor, puesto que la ratio docente-alumno se redujo. Al menos así lo señala el estudio “La opinión de los estudiantes. III Informe de Prevención del Acoso Escolar en Centros Educativos en Tiempos de Pandemia 2020/21», elaborado por Fundación Mutua Madrileña y Fundación Anar.

Lorenzo Cooklin, director general de Fundación Mutua Madrileña, explica que aunque este resultado era «algo esperado por las circunstancias de la pandemia», se muestra optimista como resultado de la eficacia de las campañas de concienciación realizadas en los últimos años sobre este asunto. «Bien es cierto –matiza– que el acoso físico cede terreno al ciberacoso, no solo mediante WhastApp, sino sobre todo a través plataformas más recientes como son Instagram, TikTok e, incluso, a través de juegos en línea».

Según este informe –en el que han participado 18.510 alumnos y casi 500 docentes–, el acoso más frecuente es aquel que afecta a una sola persona del aula y, sin embargo, aumentan las agresiones en grupo, suponiendo el 72,4% de los casos detectados en 2020 y 2021 (43,7% en 2018 y 2019). Además, entre los diferentes tipos de agresiones aumentan los insultos, motes y burlas (86,3% de los casos), la difusión de rumores (46,9%), así como los empujones y las collejas (45,3%). «Pero no olvidemos —recalca Cooklin— que también existe un acoso muy dañino: el aislamiento hacia los estudiantes en WhatsApp o en otras redes sociales».

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