Director de Kidogo, Emmanuel Ogwell

Para los padres es una pesadilla regresar al trabajo tras el permiso de maternidad y dejar a su bebé en casa. Y es peor aún para aquellos progenitores que no pueden permitirse contratar a una persona y se ven obligados a matricularlo en una guardería. En 2004, Sabrina Natasha Habib, profesional de la salud y emprendedora social, llevó a cabo un estudio sobre salud materna en Mlolongo, una ciudad cercana a Nairobi, la capital de Kenia. Durante la investigación visitó los jardines de infancia en donde las empleadas de una fábrica de la zona franca de exportación dejaban a sus hijos. Los preferidos eran los más baratos, pero no por ello eran los más seguros para sus hijos. Carecían de la ventilación, la iluminación y la estimulación adecuadas para los niños. También observó que la mayoría de ellos sufría un retraso en el crecimiento debido a la mala alimentación.

Según sus conclusiones, la mayoría de las mujeres desconocían qué es el desarrollo infantil temprano (DIT), principalmente porque buena parte de ellas había crecido con las mismas experiencias. Desde esa perspectiva, tampoco eran conscientes de la importancia de una buena calidad de vida en los primeros años de un niño. Aparte de eso, hacerle ver la importancia de que la guardería cumpla ciertos estándares y sea asequible era una tarea complicada. En este contexto, nació Kidogo.

En septiembre de 2014, los cofundadores de Kidogo, Sabrina y Afzal Habib, de origen canadiense, crearon su primer centro en Kibera, el mayor suburbio del África del este. La guardería, dirigida y gestionada por Kidogo debía enseñar a las propietarias de otros centros preescolares cómo es un jardín de infancia de calidad y lo asequible que es su mantenimiento. Las instalaciones cuentan con el espacio y la ventilación adecuados, un mobiliario más adaptado al uso infantil, y la clase de entorno seguro que estimula a un niño.

Kidogo significa pequeño en suajili. Mientras trabajaba en Kenia, Sabrina vio un elefante pequeñito llamado así. Sabía lo grande que llegaría a ser, y los cofundadores lo escogieron como nombre para su proyecto, porque su idea es que el punto de partida de una cosa grande es una pequeña.

Según Emmanuel Ogwell, director de operaciones de Kidogo, el gasto de contratar a una cuidadora que sepa educar a los niños y alimentarlos bien es inalcanzable para muchos, ya que la mayor parte de las familias ingresan entre 300 y 500 chelines kenianos al día (entre algo más de dos y cuatro euros). Para poder ir a ganarse la vida, la opción barata es dejar a los hijos en guarderías que cobran 50 chelines por jornada. “Esas están repletas. En un espacio de diez metros cuadrados meten casi a 30 niños. Son lugares oscuros y mal aireados, y las probabilidades de que los pequeños contraigan una enfermedad son muy elevadas. También pueden sufrir accidentes, porque las zonas de trabajo, dormitorio y cocina no están separadas”, asegura.

Leer el artículo completo en El País.

La entrada Kidogo, el significado de pequeño en suajili y el valor de los cuidados en una guardería aparece primero en Aula Intercultural.

EnseñanzaAula interculturalPara los padres es una pesadilla regresar al trabajo tras el permiso de maternidad y dejar a su bebé en casa. Y es peor aún para aquellos progenitores que no pueden permitirse contratar a una persona y se ven obligados a matricularlo en una guardería. En 2004, Sabrina Natasha...Sector Enseñanza de UGT Servicios Públicos Castilla-La Macha