una clase con niños y niñas de diferentes etnias

“La escuela no es ajena a lo que ocurre en la sociedad. Al contrario, es permeable a ella. Si en la sociedad hay racismo, también lo hay en la escuela. Por supuesto, esto también ocurre en España. La sociedad española es profundamente racista. A veces nos cuesta reconocerlo, pero es la verdad”. Gabriela Santillán, Coordinadora de la Comisión de Sensibilización y Formación de SOS Racismo, resume la situación de forma sencilla y contuntende.

“Lo hemos visto claramente hace algunos días con el famoso cartel electoral de Vox en Madrid en referencia a las subvenciones y ayudas que supuestamente reciben los menores extranjeros no acompañados. Eso también es racismo. Se trata de un tema muy grave, porque este mensaje del odio que ha conseguido calar en la sociedad, camuflado en mentiras, viene ahora de arriba. En otros países se lucha mucho más contra el racismo institucional”, añade Santillán.

El racismo es una realidad palpable. Se producen multitud de casos en colegios, institutos y universidades por parte de alumnos, docentes, familias e incluso desde la dirección, a lo largo y ancho de la geografía española. Basta con repasar los casos recogidos en diversos estudios, así como en la prensa, para percatarse de ello. Y lo que resulta aún más grave y preocupante, la enorme proporción de ellos que no adquieren relevancia a nivel mediático o que ni siquiera llegan a ser denunciados por la víctima, al considerarlo como algo normal o de menor importancia.

Es el caso de Anna Isabel, actual responsable de comunicación de Afroféminas y docente de profesión. A pesar de haber nacido en España, Anna Isabel ha experimentado el racismo por ser afrodescendiente. Sin embargo “puesto que siempre había sido una chica muy extrovertida, no tomé conciencia de ello hasta que fui más o menos adulta. Estoy convencida de que anteriormente también fui víctima de comportamientos y actitudes racistas, pero simplemente no me daba cuenta de ello”, reconoce.

Ya en la universidad, Anna Isabel chocó de bruces con la triste realidad. “Un día estábamos en clase y el profesor pidió un voluntario para hacer un trabajo. Yo levanté la mano junto a otro compañero de origen sudamericano y fue entonces cuando el profesor soltó: ‘Veis, chicos, los inmigrantes están siempre mucho más espabilados que vosotros’. No me lo tomé mal, pero es un comentario que refleja muy bien lo instaurado que está el racismo en nuestra sociedad”, afirma.

Su experiencia en el ámbito del racismo académico también se ha dado del otro lado de la barrera, es decir, ejerciendo como docente. “Trabajo como profesora en una academia de inglés y no resulta extraño ver como algunos padres se inquietan al verme. Incluso llegan a preguntar si todos los profesores son españoles. Ya ves… ¡En una academia de inglés!”, concluye.

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