jóvenes inmigrantes sentados en un banco

Ismail El Majdoubi, de ex Menas, manda por WhatsApp un documento: se trata de una denuncia a la policía. En ella se lee “como colectivo que trabaja con menores no acompañados entienden que el mensaje del cartel que denuncia, criminaliza y estigmatiza a la totalidad de los menores no acompañados. Identifican este mensaje como un discurso de odio”. El joven marroquí es portavoz de un colectivo que agrupa a chicas y chicos migrantes que han estado bajo la tutela del Estado.

Con esta acción el colectivo ex Menas dejaba el pasado jueves 22 de abril constancia de la preocupación que sienten ante una situación que “deja en evidencia la desprotección que sufrimos los menores y jóvenes migrantes”, se reafirma El Majdoubi. “El discurso racista de Vox ha repercutido en la sociedad de tal forma que un menor extranjero no es considerado un menor, los jueces no deberían de olvidarse que la señalización a un niño viola los derechos fundamentales de la infancia y su deber principal es proteger la máxima vulnerabilidad, nosotros en este caso”, concluye.

Junto a los propios jóvenes son muchas las organizaciones que han mostrado su repulsa ante el cartel de Vox. Lo expresaban en un comunicado firmado por más de 200 entidades el pasado 21 de abril, en el que criticaban “la instrumentalización de la infancia con fines electoralistas”.

El eco de lo que pasó la semana pasada en Madrid llegó en seguida hasta Mercedes Jiménez, residente en Tánger. Esta doctora en Antropología Social, especialista en infancia migrante, se enfrentó a un dilema compartido por muchas voces antirracistas: ¿Cómo responder al famoso cartel sin ser involuntariamente funcional a la estrategia ultraderechista de ver amplificado y reproducido en todas partes su mensaje?

“Lo primero que te sale es, qué poca vergüenza y qué indignación”, confiesa Jiménez, que lleva dos décadas acompañando y estudiando los destinos de las niñas y niños que emprende su migración en solitario. Después de esa reacción inicial, viene otra reflexión, indica: “ves que hay una estrategia de comunicación bien pensada y planificada. No es nuevo, en la campaña electoral de Andalucía, Rocío Monasterio, ya estaba en el barrio de La Macarena con este mismo discurso, y el barrio entero contestó ante esta estrategia”.

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