personas de color celebran el veredicto

Afuera de la tienda de conveniencia Cup Foods donde George Floyd fue asesinado en mayo pasado, una mujer casi se derrumba en llanto al escuchar los veredictos de culpabilidad contra Derek Chauvin, el oficial de policía que mató a Floyd.

“Importamos”, dijo, incorporándose. “Importamos”.

En un vecindario de Mineápolis los vecinos jubilosos tocaban las bocinas y se asomaban a las ventanas golpeando cacerolas. Cientos de personas frente a la corte empezaron a levantar los puños, al unísono, mientras la noticia corría entre la multitud. “¡Culpable!”, gritaron y empezaron a corear: “‘¡Los tres cargos! ¡Los tres cargos!”.

Cuando Mineápolis escuchó el veredicto del juicio a Chauvin fue un momento de catarsis para muchos en la ciudad, una escena de alivio colectivo y satisfacción de que se le hubiera encontrado culpable de dos cargos de asesinato y uno de homicidio involuntario por la muerte de Floyd.

Esas escenas se repitieron de formas más discretas, por todo Estados Unidos cuando las personas detuvieron sus labores, mandados o la búsqueda de sus hijos en la escuela para escuchar el momento en que el juez Peter A. Cahill anunció el veredicto. Para algunos estadounidenses negros en particular, el momento fue especialmente conmovedor, una confirmación de que se había hecho justicia en el caso de Floyd.

Don Jackson, un trabajador de tecnología de 33 años, salía de su trabajo en el Loop de Chicago cuando la noticia de la condena de Chauvin se propagaba por el centro de la ciudad. “No tenía muchas esperanzas de que fueran a hacerlo bien”, dijo sobre los miembros del jurado. “Pero lo hicieron”.

En Atlanta, en la zona del Old Fourth Ward, a una cuadra de la Iglesia Bautista Ebenezer, Rema Miller, de 49 años, estaba afuera de una tienda de puros inhalando una calada victoriosa.

“Honestamente siento algo de alivio porque hemos estado muy atribulados”, dijo Miller, una consejera retirada. “Sentíamos que la historia se iba a repetir. Que lo iban a encontrar culpable de un cargo menor. Entonces nos hemos preparado para eso”.

Leer el artículo completo en The New York Times.

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