UGT defiende un Estatuto del Funcionario Docente que responda a las demandas del profesorado y que incluya necesariamente una auténtica promoción profesional bien retribuida, proponiendo:

  • Un cuerpo único (todos los cuerpos subgrupo A1)
  • Adaptación al alza de los niveles retributivos de complemento de destino:
    • nivel 24 para Maestros de Infantil y Primaria, Maestros de Taller de Artes Plásticas y Diseño, Profesores Técnicos de FP y Profesores Especialistas de Sectores Singulares de FP
    • nivel 26 para Secundaria, FP, Artísticas, Deportivas e Idiomas
    • nivel 27 para Catedráticos, Artísticas Superiores e Inspectores

Los nuevos retos a los que se enfrenta nuestra sociedad requieren de profesionales capacitados y competentes para afrontar esta tarea. El sindicato de Enseñanza de UGT propuso ya a comienzos del siglo XX un modelo educativo, truncado por la Guerra Civil y la dictadura, que hoy en día presenta mayor vigencia que nunca: el cuerpo único docente. Si entonces contar con un cuerpo de profesores formado y capacitado era una demanda fundamental, los cambios educativos producidos con la llegada de la democracia han supuesto un creciente desfase con la organización del profesorado, más cerca del modelo de la Ley General de 1970 que de las leyes sucesivas.

Si en aquel tiempo se defendió la necesidad de constituir un cuerpo único de docentes, hoy esta solución revela su perfecto encaje con el nuevo proyecto de Estatuto Docente. Un cuerpo único que englobe a los docentes de todas las etapas educativas permitiría plantear de forma global y más flexible los retos que demanda la educación del siglo XXI. En él encontraría un acomodo natural el nuevo modelo de formación inicial del profesorado que, tras el plan Bolonia, supone en la práctica que quien quiera dedicarse a la docencia debe contar, al menos, con el título de grado universitario. Además, también permitiría un mejor encaje en la carrera docente, tanto horizontal como vertical, y la especialización del profesorado.

No obstante, existen diferencias sustanciales entre ambos momentos. El tímido camino hacia la modernización que se iniciaba a comienzos del siglo pasado tenía todavía retos que afrontar como la enseñanza obligatoria, una red pública de centros o una formación mínimamente homogénea del profesorado. Los esfuerzos se centraron, por tanto, en asuntos como la renovación profunda del modelo de Escuelas Normales o, posteriormente, la Escuela Superior de Magisterio, y, por tanto, en la enseñanza básica, dadas las carencias manifestadas hasta entonces en cuanto a formación, retribución y valoración social.

La Asociación General de Maestros, adscrita desde 1919 a UGT, defendía la escuela única asumiendo que el personal docente de “todas las instituciones educativas, desde las primarias a las superiores” formaría un “cuerpo único, con una preparación análoga en cuanto a su intensidad, diferenciándose solo por la especialidad a que se dedique”. Y en la ponencia dedicada a la enseñanza, durante la celebración del XIV Congreso de UGT en 1920, Victoria Zárate, Juan Contreras, Lorenzo Luzuriaga, Manuel Núñez Arenas y Andrés Ovejero plantearon la necesidad de crear la “Escuela Única”, que conllevaba la gratuidad de la enseñanza en todos sus grados, la coeducación, la consideración de las aptitudes personales del alumnado, la exclusión de la confesionalidad en su enseñanza y la unión de todos los grados de enseñanza. Respecto a los docentes, defendió un cuerpo único de enseñantes y la formación con carácter universitario de todos los maestros y maestras, no solo para dignificar el magisterio sino para elevar su competencia profesional.

El modelo de cuerpo único para el profesorado defendía la unificación de la formación en las universidades y los centros de enseñanza superior, la equiparación económica y pedagógica entre todos los niveles y con los demás funcionarios públicos y facilidades para que el personal docente pudiera pasar de una institución educativa a otra.

Pese a algunas similitudes, los retos a los que se enfrenta la institución educativa del siglo XXI son muy diferentes. La enseñanza ha avanzado hacia la universalización de la gratuidad hasta los 18 años, quedando pendiente su extensión a los grados superiores y un mayor esfuerzo para dotar de becas suficientes, tanto en cantidad como en cuantía, para compensar las dificultades de acceso a las familias con menores ingresos. A su vez, la formación universitaria del profesorado está hoy consolidada y lo que se plantea es la adecuación y la renovación de los contenidos en los planes de estudio.

La situación del profesorado presenta una mayor complejidad.  La Ley General de Educación de 1970 diferenciaba entre la Educación General Básica, que impartirían fundamentalmente maestros y maestras, el Bachillerato y la Formación Profesional. Los primeros adquirirían su formación pedagógica en escuelas universitarias, en tanto que los profesores de Bachillerato y FP la obtendrían, tras la titulación científica respectiva, mediante cursos intensivos impartidos en los Institutos de Ciencias de la Educación, salvo quienes hubiesen seguido la especialidad de Pedagogía.

Con la llegada de la LOGSE y la ampliación de la enseñanza obligatoria hasta los 16 años, los dos últimos de EGB se adscribieron a la Enseñanza Secundaria y quedaron dentro del ámbito de la enseñanza del profesorado de Bachillerato, si bien se habilitó a un determinado número de maestros y maestras para que pudieran impartir docencia en los IES. Parte de las enseñanzas correspondientes a la FP, así como sus docentes, quedaron también adscritos a Secundaria, desajuste que ha llegado hasta la actualidad, como se ha comprobado durante la implantación de la Ley 3/2022, de ordenación e integración de la Formación Profesional.

La implantación del Plan Bolonia, que suponía el fin de la diferenciación entre diplomaturas y licenciaturas y su sustitución por grados universitarios con másteres de especialización, fue el otro cambio significativo. En la práctica, ha supuesto que con una titulación del mismo nivel se encuadrase al funcionariado docente en dos grupos diferentes: A2 para los maestros y maestras y para los profesores técnicos de FP y A1 para el profesorado de Enseñanza Secundaria. Bien es cierto que el profesorado técnico de FP recibía un complemento de nivel 24, equiparable al resto de docentes de Enseñanza Secundaria, mientras que los maestros y maestras perciben un complemento inferior, de nivel 21.

El modelo actual ha quedado obsoleto y no presenta la suficiente flexibilidad para poder adaptarse al que precisa la LOMLOE. Por eso, UGT considera necesario transformar la formación inicial del profesorado. Es en este contexto en el que cobra un nuevo sentido la propuesta del modelo de cuerpo único que defendía UGT. El cuerpo único permitiría, por una parte, la unificación de la preparación en las universidades y los centros de enseñanza superior, diferenciándose únicamente en la especialización y profundización, que podría realizarse dentro del mismo itinerario formativo o en un momento posterior (máster de especialización).

Por otra, facilitaría al personal docente el paso entre los diferentes niveles de enseñanza, que con el nuevo ordenamiento normativo se encuentran ya suficientemente interconectadas, en función de sus intereses y capacitación.

Finalmente, aseguraría una mayor equiparación económica y pedagógica entre todos los niveles y con los demás funcionarios públicos, de modo que los diferentes niveles de complemento sirvieran para jerarquizar y premiar el desarrollo profesional del profesorado.

https://educacion.fespugtclm.es/storage/Captura-de-pantalla-2025-05-08-073011.pnghttps://educacion.fespugtclm.es/storage/Captura-de-pantalla-2025-05-08-073011-150x150.pngUGT EnseñanzaACCIÓN SINDICALUGT defiende un Estatuto del Funcionario Docente que responda a las demandas del profesorado y que incluya necesariamente una auténtica promoción profesional bien retribuida, proponiendo: Un cuerpo único (todos los cuerpos subgrupo A1) Adaptación al alza de los niveles retributivos de complemento de destino: nivel 24 para Maestros de...Sector Enseñanza de UGT Servicios Públicos Castilla-La Macha